The burning claw (The grey wolves 10) - Quinn Loftis

La mente de Jacque vagó mientras flotaba en algún lugar entre la vida y la muerte. Su cuerpo anhelaba dejarse ir, hundirse en el abismo pacífico, hasta el lugar donde no tenía que preocuparse por los rabiosos vampiros arrebatadores de niños y la carnicería que habían causado a tantas familias inocentes. Pero algo la mantenía aquí, atada a este mundo, algo que no podía recordar y que se cernía justo en el borde de su conciencia, algo vital. No era Fane, él estaría con ella al otro lado, lo sabía. Si ella moría, él también moriría y no lo querría de otra manera. Podía sentir la presencia de Peri en su cuerpo. La Fae estaba luchando, gastando cada onza de su energía para mantenerla y a Fane vivos y la tensión estaba tomando su cuota en la Fae.
Pero ¿por qué? ¿Por qué la Fae estaba luchando como si su propia vida dependiera de la supervivencia de Jacque? Jacque empezaba a recordar a alguien más, alguien que dependía de ella. Una vida nueva, preciosa y perfecta... su hijo.
El mejor amigo de Costin yacía como si durmiera, aferrado a la vida por un simple hilo, sostenido en el otro extremo por la poderosa Fae. Pero el hilo sosteniendo a Costin a su propia cordura era igual de débil. Sally, su mundo, su luz, sus ojos marrones, lo único que mantiene a raya la oscuridad, se había ido. Simplemente desapareció. Costin no sabía cómo ni dónde, y lo estaba desgarrando por dentro. El joven Titus, su hijo adoptivo, era la única cosa que impedía que su lobo se hiciera cargo completamente. Costin sería fuerte por el muchacho durante todo el tiempo que pudiera, pero no estaba seguro de cuánto tiempo podía mantener a raya su lado salvaje.
Bethany, la joven valiente que había sido rescatada de las garras del clan de vampiros al que había servido como alimento durante los últimos siete años, ahora compartía una habitación con su compañero verdadero, sin comprender absolutamente nada de lo que eso significaba. Aunque la chica había demostrado ser resistente, no tenía ni idea de cómo manejar su enorme hombre lobo dominante que había apostado su reclamo sobre ella. Drake estaba más allá del punto de la ferocidad cuando la había encontrado, y ese tipo de oscuridad no desaparece sin pelea. Hasta la más fuerte de las mujeres Alfa, criada con una comprensión completa de la ley de las manadas y el poder del vínculo de compañeros, habría tenido un rato duro el ocuparse del lobo. Bethany, una latente, que no tenía idea de quién o qué era, no tenía oportunidad.

Mil gracias a BZ!

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