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Rowena. Renací en una jaula... más o menos. Y lo conocí a él, al cyborg, porque me sacó de esa jaula y mató al hombre que me esclavizaba. Quien me torturó. Por supuesto que lo amaría. Sólo que nunca me di cuenta de cuánto. Todo sucede por una razón. No fue una coincidencia que me viera, que me salvara. Siempre estuvo destinado a salvarme. Raiden. Las mujeres humanas están prohibidas para los Stryaxi.  No están permitidas en Graeca. La liberé para la Tierra. Pero la guardé para mí. El Emperador puede matarme, pero no me importa. Ya no soy el luchador del Emperador. Soy el cyborg de la humana. Mil gracias a DL! Solo disponible en las bibliotecas!

Kyra. Cuando mi captor no puede pagar su deuda al despiadado mercenario extraterrestre, éste decide apoderarse de mí. Ahora estoy fuera de mi jaula y en las enormes manos de este macho extremadamente rico y poderoso que puede poseer todo lo que quiera. Si no puede comprarlo, lo toma. Y lo que quiere poseer ahora es... A mí. Pero todo lo que yo quiero es volver a casa, a la Tierra, y aunque me demuestre que no es la pesadilla que creía que era, aunque me proteja y me dé todo lo que necesito, aunque me toque y encienda un fuego de deseo en mi interior... No me dejaré ablandar. Este sentimiento, sea lo que sea, no puede ser real. No puedo en absoluto enamorarme del alienígena que me posee. Korrsla. Puede que sea dueño de su cuerpo, pero ella es dueña de mi corazón. He estado esperando por ella toda mi vida, y no la liberaré. Pero cuando ocurra algo que la ponga en peligro, ¿podré enviarla lejos para protegerla, incluso cuando ella ya no quiera que lo haga? Mil gracias a RT!